Se detuvieron frente a la "casa grande", y Luisa disimuló un gesto de fastidio, lo último que deseaba era hacer sentir mal a Ana. Paradas frente a la puerta, se miraron en un gesto de complicidad...
-¿Entramos...? -dijo Ana con una sonrisa.-
-¡Claro amor! Para eso vinimos, no?.-
Ana abrió utilizando su llave. Casi nunca la usaba, pero su padre insistía que la tuviera -Esta sigue siendo tu casa Anita, y no importa si vivís a unas cuadras o del otro lado del mundo, es tu hogar... - le había dicho don Esteban mirando fijamente a Luisa la primera vez que habían ido juntas. Era una forma sutil de hacerle saber a la "compañera" de su hija (no lograba decirle pareja) que el verdadero lugar de Ana era allí, su casa, su "hogar".
En el amplio living se sentía la fragancia de rosas...el fuego ardía suave en la estufa, y daba al lugar una sensación agradable de paz...calidéz...calma...
Ana se quitó el abrigo y le pidió el suyo a Lu. Los colgó en el perchero de la entrada al tiempo que decía: -¿Papá...? Ya llegamos! Holaaa!!!.-
-Mi hijita! -dijo él al tiempo que bajaba por la escalinata- ¡Mi consentida! - La abrazó con cariño y simulando enfado dijo: -Al fin se te ve la cara eh! Si no te llamo no vienes a ver a tu padre!- La miraba sólo a ella ignorando a propósito la presencia de Lu, que observaba sin decir nada.-
-Vinimos -dijo Ana al tiempo que extendía su mano para que Luisa viniera a su lado- porque cada vez que nos llamas, venimos. Y también porque tenía ganas de verte...
-Yo también queria verte querida! Deberías venir más a menudo!
-Sí lo sé, pero sabes... el trabajo a veces no me lo permite. Pero ahora estamos aquí! Así que, qué era eso tan importante que tenías para decirme?
El rostro de don Esteban se tornó serio, dándole al momento un aire de misterio...
-Hija, me voy a España dentro de quince días.
-Qué? Por qué? Pasa algo?! No me habias dicho que pensabas ir...!
-Es algo que surgió en estos días querida. Voy a la casa de tu tío en Madrid, pasaré un tiempo con él, no está muy bien de salud sabés?
-Pero...qué le pasa? -se preocupó Ana- Está muy mal? Qué tiene?
-No es tan grave, pero tiene que cuidarse, es el corazón, y yo quiero,necesito, pasar una temporada con mi hermano...
Ana se aferró al brazo de Lu y ella la abrazó con cariño, gesto que molestó un poco a su padre pero lo disimuló.
-Bueno, el caso es que la casa va a quedar sola, porque di por hecho que no ibas a querer quedarte vos ya que tienen "su casa" -puso énfasis en la última frase- Así que en cuanto yo esté allá, viene Rodrigo a instalarse en la casa. Él la va a cuidar mientras yo estoy ausente. Eso quería decirte.
Ana quedó de boca abierta, no podía creer que su padre hiciera eso. Estaba muy claro que no lo había dicho para que no se fueran a quedar en la casa las dos.
Sabía que no aceptaba mucho a Lu, pero nunca pensó que a tal punto. Rodrigo, su primo, era apenas unos años mayor que ella. En realidad, casi ni lo conocía, sólo por fotos que mandaban de fiestas familiares.
Don Esteban notó que su hija estaba molesta, y continuó...
-Tu primo es un buen chico Ana, te vas a llevar bien con él. Además, no será por tanto tiempo, sólo un par de meses...
-¡Qué?! -soltó Ana- ¡Un par de meses!? Y no me lo dices hasta el último momento?!
-No pensé que te importara tanto querida, hacía tanto que no venías que...
-¡Ah! Era eso no!?- ahora realmente enojada- Es tu pequeña venganza!
-¡Qué decís! No te castigo por nada! Mi hermano está enfermo!
-Pero podrías habernos dicho a nosotras que vigiláramos la casa! No quisiste! Eso es todo! Y qué confianza tenés con Rodrigo?! Lo conocés?!
-Es mi sobrino, por Dios!!!
-Y qué!? Qué sabemos de él! -Ana estaba notáblemente dolida.-
-Ani... -dijo Luisa con una calma sorprendente en ella, y hablando por primera vez desde que habían llegado- ...tranquila, no ves que ya está todo decidido? Vamos a casa...
Ana sintió que una lágrima quemaba su mejilla. No había esperado eso. Siempre pensó que con el tiempo la relación que tenía con su padre, mejoraría, que aceptaría su elección, pero ahora se daba cuenta, que su padre nunca estaría de acuerdo conque ella estuviera en pareja con una mujer. La discriminación era demasiado evidente...
-Está bien papá, ya entendí... no te preocupes, está todo bien. Pero no pienses que ésto va a acercarme más a vos...al contrario. Vamos Lu... quiero salir de aquí.
Su padre las vio salir en silencio, sólo Luisa lo miró fíjamente, antes de cerrar la puerta... Esa mirada decía tanto! Y él supo que ella jamás le perdonaría que tratara así a su hija...
La casa quedó en silencio... pero nada había terminado, Don Esteban lo sabía. En realidad, todo comenzaba. El plan...estaba en marcha.
-¿Entramos...? -dijo Ana con una sonrisa.-
-¡Claro amor! Para eso vinimos, no?.-
Ana abrió utilizando su llave. Casi nunca la usaba, pero su padre insistía que la tuviera -Esta sigue siendo tu casa Anita, y no importa si vivís a unas cuadras o del otro lado del mundo, es tu hogar... - le había dicho don Esteban mirando fijamente a Luisa la primera vez que habían ido juntas. Era una forma sutil de hacerle saber a la "compañera" de su hija (no lograba decirle pareja) que el verdadero lugar de Ana era allí, su casa, su "hogar".
En el amplio living se sentía la fragancia de rosas...el fuego ardía suave en la estufa, y daba al lugar una sensación agradable de paz...calidéz...calma...
Ana se quitó el abrigo y le pidió el suyo a Lu. Los colgó en el perchero de la entrada al tiempo que decía: -¿Papá...? Ya llegamos! Holaaa!!!.-
-Mi hijita! -dijo él al tiempo que bajaba por la escalinata- ¡Mi consentida! - La abrazó con cariño y simulando enfado dijo: -Al fin se te ve la cara eh! Si no te llamo no vienes a ver a tu padre!- La miraba sólo a ella ignorando a propósito la presencia de Lu, que observaba sin decir nada.-
-Vinimos -dijo Ana al tiempo que extendía su mano para que Luisa viniera a su lado- porque cada vez que nos llamas, venimos. Y también porque tenía ganas de verte...
-Yo también queria verte querida! Deberías venir más a menudo!
-Sí lo sé, pero sabes... el trabajo a veces no me lo permite. Pero ahora estamos aquí! Así que, qué era eso tan importante que tenías para decirme?
El rostro de don Esteban se tornó serio, dándole al momento un aire de misterio...
-Hija, me voy a España dentro de quince días.
-Qué? Por qué? Pasa algo?! No me habias dicho que pensabas ir...!
-Es algo que surgió en estos días querida. Voy a la casa de tu tío en Madrid, pasaré un tiempo con él, no está muy bien de salud sabés?
-Pero...qué le pasa? -se preocupó Ana- Está muy mal? Qué tiene?
-No es tan grave, pero tiene que cuidarse, es el corazón, y yo quiero,necesito, pasar una temporada con mi hermano...
Ana se aferró al brazo de Lu y ella la abrazó con cariño, gesto que molestó un poco a su padre pero lo disimuló.
-Bueno, el caso es que la casa va a quedar sola, porque di por hecho que no ibas a querer quedarte vos ya que tienen "su casa" -puso énfasis en la última frase- Así que en cuanto yo esté allá, viene Rodrigo a instalarse en la casa. Él la va a cuidar mientras yo estoy ausente. Eso quería decirte.
Ana quedó de boca abierta, no podía creer que su padre hiciera eso. Estaba muy claro que no lo había dicho para que no se fueran a quedar en la casa las dos.
Sabía que no aceptaba mucho a Lu, pero nunca pensó que a tal punto. Rodrigo, su primo, era apenas unos años mayor que ella. En realidad, casi ni lo conocía, sólo por fotos que mandaban de fiestas familiares.
Don Esteban notó que su hija estaba molesta, y continuó...
-Tu primo es un buen chico Ana, te vas a llevar bien con él. Además, no será por tanto tiempo, sólo un par de meses...
-¡Qué?! -soltó Ana- ¡Un par de meses!? Y no me lo dices hasta el último momento?!
-No pensé que te importara tanto querida, hacía tanto que no venías que...
-¡Ah! Era eso no!?- ahora realmente enojada- Es tu pequeña venganza!
-¡Qué decís! No te castigo por nada! Mi hermano está enfermo!
-Pero podrías habernos dicho a nosotras que vigiláramos la casa! No quisiste! Eso es todo! Y qué confianza tenés con Rodrigo?! Lo conocés?!
-Es mi sobrino, por Dios!!!
-Y qué!? Qué sabemos de él! -Ana estaba notáblemente dolida.-
-Ani... -dijo Luisa con una calma sorprendente en ella, y hablando por primera vez desde que habían llegado- ...tranquila, no ves que ya está todo decidido? Vamos a casa...
Ana sintió que una lágrima quemaba su mejilla. No había esperado eso. Siempre pensó que con el tiempo la relación que tenía con su padre, mejoraría, que aceptaría su elección, pero ahora se daba cuenta, que su padre nunca estaría de acuerdo conque ella estuviera en pareja con una mujer. La discriminación era demasiado evidente...
-Está bien papá, ya entendí... no te preocupes, está todo bien. Pero no pienses que ésto va a acercarme más a vos...al contrario. Vamos Lu... quiero salir de aquí.
Su padre las vio salir en silencio, sólo Luisa lo miró fíjamente, antes de cerrar la puerta... Esa mirada decía tanto! Y él supo que ella jamás le perdonaría que tratara así a su hija...
La casa quedó en silencio... pero nada había terminado, Don Esteban lo sabía. En realidad, todo comenzaba. El plan...estaba en marcha.